Aida González Rossi - 1 - Proloog - Ik vraag me af wat die verzwijgen

Me pregunto qué callan les otres

Anoche iba a quedar con una nueva amiga para ver Crepúsculo. Ella nunca ha visto Crepúsculo, y para mí la saga es como una mancha de mi brazo, un grano no curado sobre mi nariz desde los trece, el diente roto de mi amiga Juli que ahí tiene por casualidad y la hace bellísima, ella misma y punto. Mi nueva amiga me propuso exponerse a ese espectáculo de cringe que me hace salivar y desear sangre (la sangre, símbolo del estupor de mi adolescencia, del choque de verles las pantorrillas con pelos a mis amigas en Educación Física y querer guardarme unos cuantos en el bolsillo y pasármelos por los dedos, disimuladamente, de vez en cuando: secretísima felicidad queer) para conocerme un poco mejor. Si a ti te gusta. Por algo será. Tía. No sé si sabe que, quizá.

Quizá esas cosas que nos hacen inadecuadas para la adultez son a la vez la mejor y la peor vía para vernos y experimentarnos, porque, ay, ¿te vas a poner a mirar una versión de mí que es pero no tenía que ser, que se ha gestado en la ruindad absoluta de sostener lo que ya no me toca y poner en el centro lo que ya debería haber superado? ¿Podríamos establecer alguna intimidad sin esa incomodidad?

Al final, anoche, botada en la cama y con miedo de dejarme ver ansiosa (si a ti te late el corazón con tanto desmadre madre mía madre mía. Por algo será y algo contará sobre tus interiores. Exteriores sucitos. ¿A veces te cuesta tal cosa? No debería: los ojos de les adultes siempre son ambarinos_o sea, siempre bien alimentada y responsable 100% esa gentuza), cancelé la cita, le pedí con vergüenza hacerlo otro día, porque quizá es ver Crepúsculo o es ver lo demás (como el acné de los treinta años, salvador y recuperador del me queda tiempo adolescente) y creo que para mí la vida es esos dientes reventados contra el piso y no la imagen que deberías tener sino la que se te ha pegado casualmente y, de pronto, tú. Nunca seré adulta porque nunca seré esa adulta. Soy un cuerpo concreto que crece y eso es muy poderoso y significante.

En dos semanas me voy a The Chronicles, y tanto necesitar refugio ansioso como amar Crepúsculo me hacen sentir algo como: ¿qué hago yo, inadecuada, en algo así? Creo que ese miedo-vergüenza me revela justo lo que me da curiosidad sobre las personas a las que voy a conocer: ¿qué callan porque les hace no ser quienes deberían ser pero a la vez les sujeta como una esencia central imborrable? ¿Qué relación tienen esos silencios-ruidos con sus escrituras? ¿Y con la experiencia que compartiremos? ¿Con taparse un poco la boca al comer? ¿O no? ¿Con cómo nos saludaremos? ¿Con si nos dolerá la barriga? ¿Con si nos confesaremos que nadie nunca jamás se ha sentido adecuade para nada y eso es justo justo justo lo único que se necesita para crecer? Y vivir, conocer, intimar: los cachetes colorados solo están llenos de más más más más y más sangre.